![]() En el mundo se le acredita a Benjamín Franklin la famosa frase “En este mundo nada es seguro, salvo la muerte y los impuestos” donde se asegura la imposibilidad de escapar de los pagos fiscales. Lo que se le olvidó fue mencionar que además de inminentes, parecen estar condenados a ser complicados. 1.-Los Impuestos son complicados Da la impresión de que los sistemas fiscales a lo largo del planeta se diseñan para ser complejos, como si quisieran asegurarse que los contadores se tienen que mantener ocupados siempre. Sin embargo, esto no es cierto, los impuestos son complicados porque son el resultado de un proceso económico-político, donde las fuerzas interactúan, dentro y fuera de los espacios legislativos, para influir en las decisiones de política fiscal. En ocasiones son el resultado de múltiples negociaciones entre diversos grupos sociales (empresas, legisladores, gobierno, industrias, sindicatos, sector servicios, etc..) donde cada quien tiene un objetivo en su cadena de valor y hace todo lo posible para alcanzarlo, incluso aceptar los objetivos de otros. Los impuestos no son el resultado de la decisión de una persona, son el balance de objetivos de grupos de interés que compiten entre sí. 2.-La autoridad fiscal busca ser siempre más estricta Una de las principales razones de su complejidad es que se deben incluir en los impuestos candados y algunos mecanismos de control que impidan que los contribuyentes puedan evadirlos. Un ejemplo es que los contribuyentes aprovechan esas condiciones para deducir cosas que no tenían nada que ver con la actividad de la empresa. Como resultado, la autoridad fiscal siempre busca establecer reglas más estrictas para impedir que los contribuyentes evadan su responsabilidad. Es decir, los impuestos se vuelven complicados como respuesta al actuar de los contribuyentes que, racionalmente, buscan pagar la menor cantidad de impuestos posible. 3.-Todo cuesta tiempo, esfuerzo y dinero ¿Cuánto nos cuesta la complejidad? Además del costo mismo de los impuestos hay un precio adicional para los contribuyentes, el cual involucra el tiempo y costo de preparar y presentar la declaración o preparación de impuestos y todos los formularios. Implica mucho tiempo realizarlo manualmente o al menos el pago de servicios de un contador, el de un sistema de facturación electrónica y el tiempo necesario para hacer el trabajo administrativo. Es, en términos prácticos, al menos el sueldo de una persona que bien podría realizar labores en favor de aumentar los ingresos de la empresa y no tareas administrativas que no agregan valor real a lo que realiza la compañía. 4.-Los impuestos son distintos para cada tipo de contribuyente ¿Qué se puede hacer para hacer los impuestos más sencillos? Nadie puede argumentar en contra de los beneficios de simplificarlos. Suena lógico que entre menos complejos, serán más fáciles de cumplir y se reducirá el costo de pagarlos. A mayor simplicidad, más gente podría pagarlos y, en teoría, eso incrementaría la recaudación. Lamentablemente, hay que entender que no puede haber reglas fiscales iguales para las grandes empresas, que pueden destinar mucho dinero anualmente a la planeación fiscal, que para las pequeñas empresas o contratistas que apenas pueden gastar poco al mes para pagar al contador y llevar sus obligaciones fiscales al día. Benjamín Franklin quizá debió agregar a su famosa frase que además de la certeza de la muerte y los impuestos existía una más: “Y usted siempre necesitará un contador para facilitarle las cosas”.
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